miércoles, 22 de junio de 2011
love love love love
La puerta de la tienda estaba entreabierta hacía mucho tiempo que mi padre me había dejado la vieja tienda de ultramarinos de la familia como herencia, me enseño poca cosa a recibir los pedidos, a hacer las cuentas ( sin calculadora), y lo ultimo que recuerdo fue que me enseño a cortar el jamón " Despacio hijo que es muy caro".
Un dia despues de verano la tienda estaba abierta y yo ya habia perdido la esperanza de que entrara un cliente, entonces entro una chica con el pelo castaño que no pedia nada miro la tienda hasta que le pregunte que que queria ella me miro y me dijo que solo pasaba por ahi.
Al dia siguiente volvio pero siguio sin llevarse nada, y al dia siguiente igual, y asi, y lo mas sorprendente es que a mi no me molestaba la acogía como si cada dia comprara mas cosas.
Fue una tradición todos los días a la misma hora, ella se postraba delante de mi en el mostrador de la tienda y me contaba como le había ido el dia y lo que iba a hacer después, sabia sus canciones favoritas, su grupo favorito, me sabia su perfume olía cada dia de una forma distinta llenaba la tienda de su aroma contrarestandolo con el olor del embutido, ya no entraba nadie solo estabamos ella y yo a veces me ayudaba a cerrar la tienda y yo la acompañaba a casa, y al dia siguiente venia con esa sonrisa recien salida de un blanqueamiento bucal y charlaba conmigo de las pequeñas cosas de la vida.
La puerta de la tienda estaba entreabierta hacía mucho tiempo que mi padre me había dejado la vieja tienda de ultramarinos de la familia como herencia, me enseño poca cosa a recibir los pedidos, a hacer las cuentas ( sin calculadora), y lo ultimo que recuerdo fue que me enseño a cortar el jamón " Despacio hijo que es muy caro".
Un dia despues de verano la tienda estaba abierta y yo ya habia perdido la esperanza de que entrara un cliente, entonces entro una chica con el pelo castaño que no pedia nada miro la tienda hasta que le pregunte que que queria ella me miro y me dijo que solo pasaba por ahi.
Al dia siguiente volvio pero siguio sin llevarse nada, y al dia siguiente igual, y asi, y lo mas sorprendente es que a mi no me molestaba la acogía como si cada dia comprara mas cosas.
Fue una tradición todos los días a la misma hora, ella se postraba delante de mi en el mostrador de la tienda y me contaba como le había ido el dia y lo que iba a hacer después, sabia sus canciones favoritas, su grupo favorito, me sabia su perfume olía cada dia de una forma distinta llenaba la tienda de su aroma contrarestandolo con el olor del embutido, ya no entraba nadie solo estabamos ella y yo a veces me ayudaba a cerrar la tienda y yo la acompañaba a casa, y al dia siguiente venia con esa sonrisa recien salida de un blanqueamiento bucal y charlaba conmigo de las pequeñas cosas de la vida.
Pero un dia al abrir la tienda por la mañana me estaba empezando a dar cuenta de que me faltaban cosas, y era imposible nadie nana-die entraba ahí tartamudeo mi cerebro....
Como decir que ya no era el mismo aquella tienda había consumido mis días mi vida social, me dedicaba a ella , para impresionarla pero no me daba cuenta de que ella se estaba llevando todo en lo que habia trabajado.
Nunca mas apareció....
Ahora dejo la puerta entreabierta..
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